sábado, 24 de diciembre de 2011

Estación de La Concordia, Bilbao – Baden Baden


El espíritu positivo y feliz de la Belle Époque envuelve la estación de La Concordia de Severino Achúcarro (1898).  El optimismo inquieto de la época conseguía hacernos sentir que un anodino trayecto en ferrocarril podía ser como un inolvidable viaje a los balnearios de Baden Baden.

La ostentación de color y la combinación atrevida y exuberante de estilos creada por Achúcarro permitió algún momento mágico, como el regalar a los viajeros que esperan en el andén una magnífica columnata sobre la ría, mirador desde el que despedirse de la ciudad, de los amigo o incluso tirar confeti como en las partidas de los grandes transatlánticos.

El modernismo cromático de la fachada y el eclecticismo general del conjunto recrean a la perfección el ambiente de aquellos años dorados y cuando los últimos vagones abandonan la estación todavía es posible una mirada a las mansardas afrancesadas del elegante edificio de oficinas que remata la estación.

La luz de la Belle Époque aún iluminó Europa hasta el comienzo de la Primera Guerra mundial, pero Severino Achúcarro terminó su estación en 1998, año en el que se perdió lo que quedaba del imperio colonial y el viaje que nos tocó comenzar en el siglo XX no fue precisamente para tomar los baños.

Estación de La Concordia
Bailén 2